miércoles, 9 de junio de 2010

¿Qué medidas podrías o qué harías para evitar dicha violencia de género?




En lo que va de año han muerto 34 mujeres por el hecho de serlo.Está claro que el perfil de la mujer maltratada vista como una persona con un nivel bajo de educación o sin recursos es totalmente irreal. Un instrumento clave para evitar que el maltrato se continúe dando es la prevención de la violencia intentando averiguar sus causas.

Hay muchas cosas que podríamos hacer como :

- Deslegitimar la violencia, es decir evitar conductas violentas como las que se pueden ver en la televisión, los videojuegos, etc., porque su visión cotidiana puede llegar a provocar insensibilidad y una trivialización de los efectos de esta violencia en la vida real.

- Evitar la perpetuación de valores asociados al género, ya que son una construcción social. Muchas veces las mujeres aparecen retratadas en los medios de comunicación o en la sociedad como personas débiles, sumisas y los hombres aparecen a veces como brutos, y está claro que un hombre o una mujer por el simple hecho de serlo no responde a esas actitudes concretas que muchas veces se difunden en nuestra sociedad.

- Desmitificación del ideario de amor romántico que a veces puede presentar una relación de violencia. En ocasiones la persona maltratada continua con el maltratador porque le quiere y cree que no se volverá a dar una situación de violencia. Es importante entender que la violencia de cualquier tipo nunca es tolerable y que las personas que la sufren no deben seguir en esa situación por amor o por ninguna otra circunstancia.

martes, 8 de junio de 2010

La violencia de Género ocurría desde la época del Mío Cid


El Cantar de Mío Cid, escrito en el siglo XIII por mano aún no identificada y considerado como el primer libro de las letras hispanas, incluye elementos de plena actualidad como el rechazo frontal a la violencia machista, según Julio F. Hernando, profesor de español en los Estados Unidos.
El pasaje de la Afrenta de Corpes, donde los infantes de Carrión no dudan en agredir y abandonar a sus esposas para vengar un supuesto agravio cometido contra ellos por Mío Cid -padre de las vejadas- fue uno de los ejemplos puestos por el profesor en la Indiana University-South Bend (Estados Unidos).
"La violencia de género, si se la quiere llamar así, ya es en ese momento histórico algo inaceptable. No sólo no tiene el efecto que los infantes pretendían, sino que les hace perder cualquier traza de la legitimidad que podrían tener" en su queja, señala Hernando (Gijón, 1966), autor del reciente estudio Poesía y violencia. Representaciones de la agresión en el Poema de Mío Cid (Cálamo).
Para ese filólogo, "lo realmente fascinante es que lo que se pierde no es sólo la legitimidad de los infantes, sino como parece también, la de la violencia misma", ya que el Cid renuncia a su derecho de represalia y pide al rey "que actúe como juez entre él y los ofensores".
Es en esa circunstancia y en el contexto de la Edad Media, donde el derecho y la capacidad de ejercer la violencia es algo habitual "en un constante estado de guerra", donde el profesor Hernando ha encontrado lo que ha denominado "una transición histórica" dentro del sistema penal.
Según el filólogo gijonés, el Cantar de Mío Cid pone de manifiesto en sus páginas cómo el concepto de venganza se canaliza desde la represalia personal, es decir desde el ojo por ojo, diente por diente, hasta su moderna consideración como un atentado contra la sociedad.
"La corte del rey (Alfonso VI), reunida en Toledo, canaliza la venganza, pero también la sustituye", ya que Rodrigo Díaz de Vivar "presenta las ofensas de los infantes como una ofensa al rey", por lo que pide a éste "que los castigue". A lo largo de su estudio, editado en Palencia, el filólogo se sirve del primer cantar de gesta de la literatura hispana para tratar de desentrañar la complejidad de la violencia en la Edad Media, utilizada entonces como un elemento de «disolución social» a través de las guerras, pero también como una herramienta de ejercicio privado.
En el caso del Campeador, tanto en el libro como en la vida real, éste "debió su éxito a una violencia aplicada con extraordinaria precisión táctica y política", concluye el doctorado en la Washington University, que también ha sido lector de español en las de Florencia y Michigan.


Opinión personal:
Con este artículo creo que queda claro que la violencia de género no es algo que ha empezado a ocurrir desde ahora, sino que siempre ha habido violencia sobre todo contra la mujer y que también han habido defensores de la mujer como es el grandísimo Cid Campeador que fue es y será un ejemplo a seguir por su trayectoria tanto militar y heroica como fue en su época.Con este tipo de noticias lo que pretendo es de concienciar al lector lo que de verdad ocurre en nuestra sociedad hoy en día.

¿Qué tipos de violencia se puede ejercer contra un hombre o una mujer?




La violencia de género se puede dividir en dos grandes grupos que son los siguientes:

-La violencia contra la mujer es la violencia ejercida contra las mujeres por su condición de mujer. Esta violencia presenta numerosas facetas que van desde la discriminación y el menosprecio hasta la agresión física o psicológica y el asesinato. Produciéndose en muy diferentes ámbitos (familiar, laboral, formativo,..), adquiere especial dramatismo en el ámbito de la pareja y doméstico, en el que anualmente las mujeres son asesinadas a manos de sus parejas por decenas o cientos en los diferentes países del mundo.
Al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido a lo largo de su vida un acto de violencia de género (maltrato, violación, abuso, acoso,…) Desde diversos organismos internacionales se ha resaltado que este tipo de violencia es la primera causa de muerte o invalidez para las mujeres entre 15 y 44 años.

El término «violencia de género» también es frecuentemente utilizado. Sería una expresión menos concreta y que en cierto modo suaviza la verdadera naturaleza de la violencia contra la mujer.3 Menos concreta porque se referiría a la violencia practicada desde ambos sexos; y, en cierto modo, edulcorada, ya que obvia un factor que no es simétrico, que únicamente es causa en la violencia del hombre contra la mujer: el sentimiento de superioridad y dominación de éste sobre ella y, más extensamente, el machismo. Otro tanto ocurriría con los términos «violencia sexista» y «violencia de pareja».
Dado que la violencia contra la mujer es mayoritariamente ejercida por los hombres respondiendo a condicionamientos sexistas, también se usa el término «violencia machista».


Tambien existe otro tipo de violencia de género como es la violencia feminista que se da en menor grado en los paises y que ocurre cuando una mujer se cree superior al hombre y le propina ciertas palizas, o simplemente agrediendo a los hombres verbalmente o psicológicamente. Estos casos son menos conocidos ya que los hombres se sienten muy avergonzados porque les maltrate una mujer y por eso son muy poco conocidos y no se encuentran noticias.


Aquí os mostratré unos casos de estos dos tipos de violencia

CASO 1
(12.2009)
Recibe una paliza de la mujer que le acosa desde hace 15 años
Jesús Miguel Díaz, un onubense de 43 años, ha recibido una “brutal” paliza por parte de la mujer que, según él, lleva acosándolo desde hace 15 años, el hijo de ésta y dos amigos, temiendo en la actualidad por su vida. Seguir leyendo el artículo
Foto y Vídeo relacionado
Recibe una paliza de la mujer que le acosa desde hace 15 años
En declaraciones a Efe, la víctima, que vive en Gibraleón (Huelva) ha relatado que el pasado sábado sobre las 08.00 horas la mujer que le acosa y su hijo tiraron la puerta de su casa y entraron propinándole, junto a otras dos personas, numerosos golpes que le han provocado “magulladuras severas en todo el cuerpo, la rotura de dos costillas y del tabique nasal”, lesiones de las que se recupera en casa de sus padres en la capital onubense.
Así consta además en el parte médico que se adjunta a la denuncia que su padre, Jesús Díaz, presentó al día siguiente de los hechos ante el Juzgado de Instrucción Número 4 de Huelva, a la que ha tenido acceso Efe, y en la que se indica además que “la denunciada es E.C. y su hijo, de nombre Nicolás, así como otras dos personas desconocidas”.
Además se recoge que “su hijo no ha podido venir como consecuencia de las lesiones y que tiene miedo porque cree que intentan matarlo”.
Jesús Miguel ha dicho que toda esta pesadilla comenzó hace ya 15 años cuando esta mujer entró en el bar que él regentaba en El Portil, en Punta Umbría (Huelva), “comenzó a entrar asiduamente y un día me dijo que si quedábamos para comer, salí con ella como amigo y desde entonces se piensa que soy suyo y no me deja vivir”.
Los acosos llegaron a su punto álgido, según ha relatado, el 29 de diciembre de 2008 cuando “llegó incluso a clavarme un cuchillo, interpuse denuncia y dos días después la juez decretó una orden de alejamiento que ya ha incumplido 4 veces”, la última el sábado cuando “incluso llegué a escucharla decir dadle más”.
La madre de Miguel, Concepción Jiménez, ha dicho a Efe que lo único que reclama es que la Justicia actúe con mayor celeridad para que esta mujer y los que han propinado la paliza a su hijo “reciban el castigo que se merecen, queremos que mi hijo esté protegido porque estamos mal”.
En este sentido, Miguel ha asegurado “tener miedo y sentirse indefenso, temo por mi vida y quiero que la metan en la cárcel porque si hubiera sido al contrario yo ya lo estaría”.

CASO 2
TESTIMONIO REAL

Patricia: El año pasado que estuve en el otro lado, era un infierno. El jefe... El jefe era un psicópata, ojo que valía para el negocio... era super simpático, tenía mucha energía, no paraba, tenía mucha mano con los clientes, andaban todas las chicas enamoradas de él. A mí al principio me pareció genial, muy trabajador, pero al mes o así... Ya la mujer, un chica guapísma, rubia, ya veía yo que era muy insegura, estaba destrozada, se veía siempre fea, inútil... la había destrozado. Era violento, agresivo, manipulador... fíjate que yo soy una chica fuerte y para pedir mi día libre, que era mío, ojo, que no me daba nada, tenía que mirar si habían ganado el Sporting y el Barcelona, porque si no... Soy fuerte, tengo conciencia política y de tal... y mira, pensaba: “vamos a ver que tal viene hoy éste para poder pedirle el día libre”. Era él entrar en la cocina y nos poníamos tiesas, si venía bien era muy simpático pero a veces pasaba días sin dirigirte la palabra y eso era casi peor que cuando gruñía... Y si al Barcelona le ganaba al Bilbao, entonces ya no podía dirigirle la palabra. Yo no soy una llorona y me pasaba tres días pensando para pedirle el día.
Públicamente muy simpático siempre de bromas pero cuando había algo que le decía algún cliente que no le cuadraba, le seguía sonriendo (hace mueca imitándolo) pero entraba en la cocina soltando insultos y rompiendo cosas. Pasaba miedo,porque él gritaba, insultaba, rompía cosas. De romperme platos ya para servir y tener nosotras que volver a cocinarlos. Ya no aguantaba más, mi madre me lo decía incluso, que me fuera.
A mí directamente no me decía nada pero siempre se estaba metiendo con los vascos, con los gays, las lesbianas, era un racista y hacía comentarios machistas y racistas, sobre todo por mí, para faltarme el respeto. Directamente nunca me dijo que yo fuera inferior por ser mujer , pero las voces, romper cosas en la cocina que yo había hecho, su tono de voz, las bromitas, el desprecio con que me miraba y hablaba... al principio encantador, ya te digo. Trabajaba muy asustada , te va minando y tú luego te sientes como si fueras una basura , y es que además las mujeres nos lo creemos, el sentimiento de culpa las mujeres lo tenemos más que otra cosa. Te anulan, te hacen sentir basura.... la novia estaba igual.
Me engañó, era un encanto, pero a los cuatro días... Estuve tres meses, casi muero por culpa del silencio. Las bromitas, por ejemplo, si quería que yo saliera de la cocina a hablar con algún cliente decía: “Patri, sal un momento que te quito el candado”. Bromas así todo el tiempo, y rompiendo cosas, en público muy simpático pero luego en la cocina...
Un día me dijo: “¿las croquetas, están de una puta vez?” y yo le dije: “qué croquetas, no me pediste croquetas”. Me dijo muy agresivo si estaba sorda. Pero es que de verdad, te lo juro, que no me las había pedido, así que luego le pregunté a la hermana que también estaba en cocina: “¿tú le oíste pedirme las croquetas?”. Y la hermana no me contestaba, y yo: “que si le oíste” y ella nada, y venga otra vez, “que oye te he hecho una pregunta” y ella no me contestaba. No se atrevía a decirme la verdad, que él no me había pedido las croquetas, porque le tenía miedo.
[...]Tenía que pasar alguien por allí que lo viera por una mirilla, una inspección de trabajo o algo, algo que pudiera poner a ese señor por llamarlo de alguna forma en su sitio...